Hoy más que nunca, la globalización, la incertidumbre y la alta competitividad que caracterizan a los mercados, empujan a las empresas a intentar producir más y mejor. Para ello, la alta dirección recurre a los medios que tiene a su disposición: planteamiento estratégico, aumento de capital, tecnología punta, logística apropiada, políticas de personal, adecuado uso de recursos, etc.
Son las estrategias de dirección y desarrollo de personal las que se revelan como el factor más decisivo a la hora de mejorar la productividad, y de coadyuvar el logro de los objetivos emrepsariales con el desarrollo profesional y personal de los trabajadores.
Desde esta perspectiva, uno de los principales retos a los que se enfrentan todas las organizaciones, es motivar a sus trabajadores y colaboradores para que produzcan los resultados deseados, con eficacia, calidad e innovación, así como con satisfacción y compromiso.
Comentarios
Aún no hay comentarios.