También puede concebirse como el proceso que empieza cuando una de las partes se da cuenta de que la otra ha frustrado, o va a frustrar, alguno de sus intereses. La consecuencia es que los miembros de la organización en desacuerdo, o de una parte de la misma, procuran hacer que su causa, o punto de vista, prevalezca sobre las demás.
En esta situación, lo más importante es cómo se maneja el conflicto y cuáles son sus resultados. Sobre todo, determinar si el conflicto será funcional (hacer crecer) o disfuncional (paralizar la vida organizativa).
La vida en las organizaciones y empresas supone inherentemente la existencia de conflictos. A diario, la toma de decisiones, la comunicación o la mera relación entre las personas, provocan situaciones que, de no resolverse, pueden generar importantes perjuicios para las personas.
Generar un ambiente de trabajo basado en la colaboración, la comunicación y el liderazgo, puede ser fundamental a la hora de tratar con naturalidad y destreza los problemas cotidianos que se generan por el mero hecho de realizar una actividad.
La mera existencia de un conflicto no es mala; el problema reside en saber detectarlo a tiempo y resolverlo de manera satisfactoria. Debemos asumir la responsabilidad de intervenir a la mayor brevedad posible para resolverlo. Esperar que se resuelva sólo o pasen los días es casi siempre la peor opción, ya que normalmente las causas del conflicto permanecen si no se interviene.
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SITUACIÓN CONFLICTIVA.
En una situación conflictiva, tenemos:
Existen multitud de situaciones y causas por las que puede existir un conflicto, pero podemos centrar dos características comunes a todo tipo de conflicto:
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METODOLOGÍA PARA LA IDENTIFICACIÓN DE LOS PROBLEMAS COTIDIANOS.
Entre los factores que influyen directamente en la existencia o dimensión del conflicto, podemos destacar:
Podrían darse muchos más factores influyentes, tantos como conflictos se pueden generar y personas participar, pero los comentados afectan de manera global al entorno de trabajo lo que, sin duda, tendrá consecuencia en la aparición o desarrollo de conflictos especialmente negativos.
Mediante la mera observación de la comunicación entre las personas, podemos ir definiendo cuál es la situación de la empresa y los posibles focos de debate o conflicto casi asegurados.
En los procesos de cambio y reestructuración, el error habitual es que el nuevo responsable tome decisiones rápidamente en base a experiencias anteriores positivas, sin tener en cuenta la realidad del entorno y del grupo de trabajo.
Observar y escuchar son los métodos más efectivos para identificar los conflictos dentro de la organización. Hay que tener paciencia, la mente abierta, y escuchar, escuchar y escuchar más.
La habilidad para dar a cada situación su importancia, sólo depende de nosotros mismos.
Para la identificación de posibles conflictos, contamos con algunas herramientas comunes:
La identificación de la existencia de conflictos, ya en curso, puede confirmarse con una variedad semejante de herramientas, que van desde una simple conversación con los trabajadores, a la elaboración y recogida de encuestas de clima laboral a través de la cual lo trabajadores puedan anónima y libremente manifestar su opinión.
Como en cualquier problema, la mejor herramienta de gestión es la anticipación o la prevención. Saber detectar un foco de conflicto posible a tiempo, puede ser una ventaja muy positiva a la hora de afrontarlo.
Las relaciones laborales, el estilo de liderazgo y la comunicación, como repetiremos hasta la saciedad, juegan, al igual que otras habilidades interpersonales, un papel fundamental para la gestión de conflictos, especialmente para poder trabajarlos y enfocar de manera positiva su resolución.
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ACTITUDES ANTE EL CONFLICTO.
Existen diversas actitudes ante el conflicto organizativo. La concepción del conflicto como algo inherente a la vida de las organizaciones, puede considerarse relativamente reciente. El cambio de mentalidad en las últimas décadas ha resultado significativo.
Ante un conflicto, las perspectivas del personal operativo protagonista, difieren de las del personal directivo de igual protagonismo.
El primero suele realizar una ponderación más próxima a la realidad, dado que suelen sufrir las consecuencias directas de un tratamiento no adecuado del conflicto.
El segundo suele responder a lo que debería ser, dado que una valoración negativa lo deja como responsable de la situación.
El concepto actual, sostiene que el conflicto es inevitable en las organizaciones, y hasta necesario, sin importar la actividad, lo cual no implica que un exceso de situaciones conflictivas se considere como fundamental para la organización.
El conflicto, adecuadamente tratado, puede conducir a la búsqueda de mejores soluciones a los problemas; puede considerarse como un instrumento de innovación y de cambio en la empresa.
Desde esta perspectiva, la tarea directiva no consiste en suprimir ni resolver todos los conflictos, sino en gestionarlos correctamente y sacarles el máximo provecho para la organización, llegando incluso a provocarlos en situaciones donde su ausencia puede obstaculizar la eficiencia de la organización.
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COMPORTAMIENTOS ANTE EL CONFLICTO.
Aún hay opciones adicionales:
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MÉTODOS DE RESOLUCIÓN.
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GESTIÓN DE CONFLICTOS.
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CARACTERÍSTICAS DEL CONFLICTO.
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TIPOS DE CONFLICTO ORGANIZATIVO.
Un conflicto puede afectar de tal forma a una organización, que le suponga la muerte. No todos los conflictos tienen la misma importancia; lo grave, sin embargo, no es que existan, sino que existan sin solucionarse, siendo conscientes de su existencia.
Los conflictos tienen el potencial de mejorar o deteriorar el desarrollo de la actividad organizativa según la forma de gestionarlos. Según el ámbito en el que se sitúen, podemos distinguir diversos tipos de conflicto:
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PERSONAS DIFÍCILES.
En cualquier organización, existen personas de todo tipo. Siempre, debemos saber tratar a cada tipo de persona, y según la situación en que se encuentre.
Resulta muy difícil poder cambiar la personalidad de nadie, pero no resulta tan traumática la idea de intentar potenciar aquellos aspectos de la persona que permanecen más escondidos.
Hay que tener muy en cuenta que las empresas son también focos de socialización y de formación.
Lo primero que debemos tener en cuenta cuando tratemos con personas más difíciles, es convencerse de una realidad indiscutible: no las vamos a cambiar. No van a cambiar su forma de ser. La gente no cambia este nivel de su esencia. Cuando hayamos aceptado esta verdad, nuestro nivel de tolerancia se incrementará de una forma espectacular. Es probable que empecemos a pensar que esas personas con las que antes chocábamos, simplemente no son como nosotros.
Sin embargo, sí hay algo que podremos cambiar de esas personas: su comportamiento. Cambiemos el enfoque. Nos molesta y entristece que otras personas no cambien porque creemos que sí pueden hacerlo. Pues lo que sí podemos hacer es animarles a que modifiquen su comportamiento.
Realizar una petición concreta de cambio es de gran ayuda, aunque no debe realizarse más de 2 ó 3 veces. De esta manera, reducimos nuestras expectativas y, al no esperar que las cosas cambien al 100%, nos satisfará ver un 75% cambiado. Además, la otra persona se sentirá aceptada en lo esencial, y la petición no le creará malestar alguno u ofensa o resentimiento.
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LOS CONFLICTOS EN EL EQUIPO.
Son problemas que nacen en nuestro equipo. Debemos asumir que, por expertos que seamos en el trato con personas difíciles, no nos será posible evitar los conflictos cuando personas no expertas se relacionan entre ellas. Los conflictos en nuestro equipo nos conciernen aunque nop formemos parte de ellos. Es más, un problema de este tipo podría entorpecer el trabajo de todos y suponer una importante pérdida de tiempo.
Lo primero que debemos hacer, es reconocer que en los equipos con un buen líder surgen menos conflictos que en los mal dirigidos. Así, cuanto mejor hagamos nuestro trabajo, más sencillo será mantener la paz:
Con estas premisas esenciales que todo jefe debe tener evitamos conflictos. Sin embargo, hasta el mejor equipo sufre, de vez en cuando, un conflicto. Entonces:
Existe algo peor que un choque entre personalidades en dos miembros de un equipo, y es cuando éste se divide en facciones.
Un equipo puede dividirse por dos causas fundamentales:
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CAUSAS DE CONFLICTO.
Podemos clasificarlas en dos tipos:
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Los estudios en psicología social demuestran que cada persona aprecia la realidad de modos distintos, distorsiona la imagen de su contraparte, lo cual genera situaciones conflictivas.
Cada una de las partes a menudo piensa.
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PERSONALIDADES CONFLICTIVAS.
Presentamos algunas de las tipologías habituales de personas conflictivas en el trabajo.
Hablan poco y no son conscientes de lo poco que ayudan. Son problemáticos debido al escaso compromiso que aceptan, por lo que suelen enfadar al resto de compañeros.
SOLUCIÓN: bombardearles con preguntas para invitarles a hablar, procurando que sean lo más detalladas posible. Formular preguntas abiertas, es decir, no contestables con un Sí o un No.
Son personas sumamente frustrantes. No sólo no prestan atención, sino que acostumbran a hacer mal su trabajo. Este tipo de personas tiene dificultades para recordar lo que se hizo la semana anterior, así que debemos asegurarnos de que recuerden lo necesario para hacer bien su trabajo.
SOLUCIÓN: cuando se les haya dicho lo que se quería, añadir que lo expliquen ellos, para confirmar que les ha llegado exactamente lo que se pretendía.
Motivadas la mayor parte de las veces por el aburrimiento, empiezan a divagar y cometer errores, cayendo su productividad en picado.
SOLUCIÓN: Hemos de encargarles asuntos que tengan que compartir con otro compañero, que se ocupará de mantenerlos atentos.. Asumamos que esta clase de personas no sirven para labores rutinarias, así que no cometamos el error de asignárselas.
Son poco dadas a trabajar en equipo. Parecen distantes y eso, a menudo, tiene un efecto negativo sobre el equipo, que se traduce en una reducción del libre intercambio de ideas.
SOLUCIÓN: No les vamos a cambiar, así que procuremos adaptarnos a ellos, concediéndoles la intimidad que necesitan. Muchas veces, este tipo de personas prefieren rehuir el cara a cara; quizá podamos utilizar frecuentemente el teléfono o cualquier otro medio de comunicación que favorezca su apertura.
Guardan secretos o no comparten cierta información con el resto del equipo. Lo son, o bien porque necesitan que se les reconozca su valía, o porque les da sensación de poder.
SOLUCIÓN: Procuremos pedirles información concreta y, si es necesario, por escrito. Cuando obtengamos la información, agradezcámosles su ayuda para que se sientan integrados y con la sensación de que han hecho un bien al grupo.
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