¿Qué papel desempeñamos en las reuniones? ¿Seríamos capaces de trabajar en grupo con nuestro carácter?
Dentro de un grupo o equipo de trabajo, cada uno de sus integrantes desarrolla un rol, que puede resultar más o menos positivo para el desempeño del equipo. Entre los roles más frecuentes, y que podemos encontrar en prácticametne cualquier equipo, se encentran los siguientes, entre los que te reto al lector a identificarse.
Quede claro por adelantado, que considero que no hay un rol único que desempeñamos en una reunión, sino que podemos ir pasando, de acuerdo a las circunstancias y estado emocional, por diferentes roles de duración finita.
- La persona positiva. Empuja hacia adelante, busca el éxito del equipo, se involucra decididamente y contagia su entusiasmo al resto de los compañeros. Eljefe olíder debe reconocer públicamente su labor, buscando que cunda su ejemplo.
- El Crítico. Es destructivo, todo le parece mal pero no aporta soluciones. Es una persona que deteriora el ambiente de trabajo.
- El Discutidor. No está de acuerdo con nada, siempre defiende tesis distintas. Es una persona pesada pero sin ánimo destructivo. Es un inconformista permanente y, aunque puede buscar el bien del equipo, puede acabar sacando a la gente de quicio.
- El Incordio. Es inoportuno, siempre realiza comentarios desafortunados en el momento menos adecuado, molestando normalmente a los compañeros. No tiene ánimo destructivo y también puede resultar pesado.
- El Bocazas. Nunca está callado, discute aunque no entienda del tema, dificulta y alarga las reuniones, interrumpe permanentemente, impide que la gente se centre en la tarea. En las reuniones, no conviene tolerar sus interrupciones.
- El Listillo. Lo sabe todo y, de hecho, suele tener un nivel de preparación por encima de la media, si bien un tipo de conocimiento superficial y poco sólido. A veces sus aportaciones resultan oportunas, pero la mayoría de las veces resultan insufribles. Hay que animarle a que profundice en alguna de sus consideraciones válidas.
- El Pícaro. Se aprovecha del resto de compañeros, pero lo hace de manera sutil, por lo que los compañeros apenas se percatan. Su aportación al equipo es nula y suele terminar deteriorando el ambiente de trabajo. Es preferible, si sigue así, apartarlo del equipo.
- El Cuadriculado. Tiene unos esquemas mentales muy consolidados de los que resulta difícil moverle. No dispone de la flexibilidad necesaria para aceptar o al menos considerar otros planteamientos. Suele ser una persona entregada al equipo, que requiere paciencia y persuasión.
- El Reservado. Le cuesta participar o, simplemente, no participa y eso, en muchos casos, a pesar de dominar la materia. Necesita el primer empujón del resto de sus compañeros para lanzarse. Si consigue romper esa barrera inicial, puede ser un gran activo para el equipo; si no, su aportación será muy reducida. Hay que animarle desde el principio a que participe en los debates.
- El Gracioso. No suele faltar en los equipos. Sus aportaciones profesionales suelen ser muy discretas, en cambio, cumple un papel fundamental: relaja el ambiente, quita tensión, crea una atmósfera más cálida,…que puede contribuir a la mayor cohesión del equipo. Hay que dejarle cierto margen, pero marcarle unos sutiles límites.
- El Organizador. Es clave dentro del equipo, siempre preocupado porque las cosas funcionen, busca el avance, la superación de dificultades y el aprovechamiento del tiempo por parte del equipo. Se debe contar con él, consultarle y realzar su papel.
- El Subempleado. Tiene asignados unos cometidos muy por debajo de sus capacidades, por lo que acaba por aburrirse y perder interés. Hay que buscarle nuevas oportunidades. Suelen ser personas valiosas que no conviene dejar marchar ni hay que desaprovechar.
- El Incompetente. Es justo el opuesto al anterior. Los cometidos asignados, superan claramente sus capacidades. Por no reconocer sus limitaciones, irá asumiendo nuevas responsabilidades que no sabrá atender, lo que terminará generando ineficiencias. Hay que apoyarle con otros compañeros y, en todo caso, tener muy claro cuál es su techo de competencia, que nunca habrá de traspasarse.
Me gustaría hacer hincapié en que, tal y como hemos orientado la descripción de los diferentes roles, hemos de considerar, aparte de nuestro rol en las reuniones o trabajos de grupo, nuestro papel facilitador para con otros roles, labor no menos importante por el bien del grupo. Saber cómo ayudar a otros compañeros, facilitándoles la integración y desarrollo es tan importante como reconocer nuestras carencias.
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