Las tablas de MTM se deben al trabajo de Gilbreth, que durante muchos años se dedicó al estudio de la división del trabajo en micromovimientos. Llegó a la conclusión de que con 18 micromovimientos distintos se podía ejecutar cualquier operación de tipo industrial en el tiempo necesario, determinado por las características específicas de cada micromovimiento.
Los micromovimientos más habituales son: ALCANZAR, COGER, MOVER, MOVIMIENTO DE OJOS, POSICIONAR, APRETAR, SOLTAR, APLICAR PRESIÓN, GIRAR, ANDAR,… La unidad de tiempo empleada es la cienmilésima de hora, equivalente a 0,036″.
Para determinar el tiempo de una operación, debemos, por observación directa del desarrollo de la operación, filmación o como ejecutores directos de la misma, conociendo las características de los útiles y herramientas a utilizar y la disposición del puesto de trabajo, describimos los distintos micromovimientos necesarios, empleando los símbolos que corresponden, registrando separadamente los de cada mano y anotando las simultaneidades que se producen. En caso de que los micromovimientos de una mano sean más largos que los de la otra, tendrá en cuenta los de la mayor.
Para estimar el tiempo de una tarea concreta, se suman los tiempos de los elementos básicos que forman esa tarea.
El desarrollo de un sistema exhaustivo de estándares de tiempos predeterminados, sería muy caro para cualquier empresa. Por ello, existen varios sistemas disponibles comercialmente. El más frecuente es el denominado «medida del tiempo de los métodos» (methods time measurement, MTM) que es un producto de la MTM Association.
Como hemos dicho, los tiempos predeterminados son un producto de los movimientos básicos. Éstos movimientos reciben el nombre de Therbligs, acuñado por su inventor como su nombre al revés. Los valores de tiempo MTM para los diferentes Therbligs, se especifican detalladamente en diferentes tablas comerciales.
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El MTM se utiliza para operaciones manuales que no requieran apenas participación mental, y que sean de corta duración, las cuales se repiten muy frecuentemente y en grandes series.
Tienen la ventaja de que evitan la presencia incómoda del cronometrador, su grado de error es del 3% aproximadamente y tienen el inconveniente de requerir una dilatada formación y experiencia, además de ser laborioso.
Posteriormente al sistema MTM se le denominó MTM-1, dejándose su uso para operaciones manuales de muy corta duración. Se crearón MTM-2 y 3, formados cada uno de ellos por agrupaciones de micromovimientos de la denominación anterior, pudiendo realizarse estudios de operaciones de duraciones mayores sin que resulte tedioso.
Los estándares de tiempos predeterminados tienen muchas ventajas sobre los estudios de tiempos directos por cronometraje:
Para asegurar la precisión de los tiempos estándares de trabajo, hay empresas que utilizan a la vez el estudio de tiempos por cronometraje y los sistemas de tiempos predeterminados.
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