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C21 – Gestión de la Producción. Conceptos básicos.

El término Producción se aplica, generalmente, a la producción de bienes materiales que se precisan por una sociedad, excluyéndose los servicios públicos. No obstante, el término Producción tiene otro sentido más amplio: el de una de las funciones necesarias en toda empresa u organización que realice una actividad económio-social, sin importar si se trata de una empresa de fabricación o de servicios.

En efecto, en toda empresa que actúa en el mercado se pueden distinguir 3 funciones principales: la función COMERCIAL, la función ADMINISTRATIVO-FINANCIERA y la función TÉCNICA o de PRODUCCIÓN. La función de producción tiene por objeto todas las operaciones físicas que se precisan para realizar la transformación de los materiales en productos, o para la realización de un servicio, y existe siempre en toda organización, se dedique a lo que se dedique.

Es conocida también como FUNCIÓN OPERATIVA, llamándose entonces a la gestión de producción, gestión de operaciones.

Se orienta a la utilización más económica y eficiente de unos medios o recursos por unos empleados u operarios, con la finalidad de la transformación de las materias primas en productos o en la generación de unos servicios.

TIPOS DE PROCESOS PRODUCTIVOS.

La gestión de la producción, en la práctica, cambia según el tipo de producto, el servicio que se desee dar al mercado y el modelo de proceso elegido para esos producto y servicio.

a) En cuanto al tipo de Producto.

Hay dos procesos básicos:

  • Los que producen bienes tangibles. Son las fabricaciones.
  • Los que producen bienes intangibles. Son los servicios.

Los servicios son productos con, entre otras, dos cualidades, además de la intangibilidad: son muy individualizados, pues no hay iguales y se producen a medida para cada cliente, y son muy perecederos, ya que su ciclo de vida es sumamente corto.

En cuanto a las diferencias de gestión de unos y otros, hay que tener en cuenta:

  • los Inventarios: los procesos de bienes tangibles pueden contar con inventarios de producto terminado. En los servicios no hay esta posibilidad.
  • las necesidades de Capacidad, consecuencia del anterior punto.

Todo proceso de producción ha de estar dispuesto para suministrar las cantidades de productos finales que se demanden en todo momento. Para ello, dispondremos de dos posibilidades: una, emplear los inventarios para mantener una capacidad de producción estable, con lo que el proceso se diseña para una capacidad que cubra una supuesta demanda media (igualando la producción a la demanda por medio de los stocks, típico de las fabricaciones), o diseñar el proceso para abastecer una demanda punta y modificar aquél según evolucione ésta última, típico de los servicios.

Los inventarios, en general, tienen un coste consecuencia del dinero atado al producto almacenado. Todo producto ha costado a la empresa una cierta cantidad de dinero; si la empresa no vende ese producto, no recupera el dinero invertido en él y, por tanto, no puede producir más unidades, a no ser que obtenga el dinero de otra parte. En este caso, debe devolver el dinero obtenido y unos intereses. Son estos intereses lo que la empresa tiene que pagar de más por almacenar y no vender sus productos.

En épocas inflacionistas, cuando el dinero sube de precio y aumentan los intereses, los costes de los inventarios impiden mantener una estrategia de este tipo, aunque sea posible. Un sistema de fabricación basado en una gestión sin stocks para ahorrar todos esos intereses, es la base de los sistemas JIT.

b) Por las necesidades de dar servicio al cliente.

La segunda clasificación, centrados ya en los procesos fabriles, viene dada por la necesidad de dar servicio al cliente:

  • Producción contra Stock. Si el cliente necesita el producto con más rapidez que lo que se tarda en producir, hablaremos de producción contra stock, lo que exige manejar grandes cantidades de productos finales baratos, de coste unitario bajo, pues de otra manera los costes del stock lastran la rentabilidad del proceso. Para abaratar las operaciones sobre los productos, y por tanto el coste de los mismos, se requiere que las operaciones realidas sobre ellos sean parecidas, o muy iguales, lo que hace que se trabaje con FAMILIAS DE PRODUCTOS semejantes.
  • Producción bajo diseño. Los clientes pueden esperar a la fabricación del producto, normalmente porque quieren un producto exclusivo.
  • Producción por Ensamblado. El cliente espera porque desea un producto especial basado en módulos estándar. En estas producciones se realizan múltiples productos basados en diferentes opciones. Sería inviable mantener un stock de todos los productos posibles de producir. Lo importante en estos casos suele ser el plazo en el que el cliente podrá disfrutar del producto, por lo que la gestión se encamina a que todos los recursos se hallen disponibles en el momento oportuno en que se necesiten. Podemos tener stocks de algunas materias primas, pero no de productos finales.

c) En función del tipo de Proceso.

PROCESOS DE FLUJO CONTINUO.

El flujo de producto sigue siempre una secuencia de operaciones que viene establecida por las características del producto. Estos procesos se adaptan bien a aquellos casos en lo que se requiere producri contra stock, porque la estandarización del producto permite fijar de antemano y durante el tiempo de vida del producto la secuencia de las operaciones.

Pueden ser:

  • Procesos continuos. Producen sin pausa alguna y sin transición entre operación y operación, y sólo con productos totalmente estandarizados.
  • Procesos en serie. Hay una transición entre las operaciones, que están diferenciadas por requerir las aplicación de maquinaria o mano de obra diferentes para cada operación.

PROCESO EN FLUJO POR LOTES.

Cualquier cambio entre productos de la misma familia requiere una preparación previa de la maquinaria. Esta preparación supone un tiempo en que la línea de producción está parada, lo que implica a su vez un coste valorable en términos de producción no hecha, que habrá que recuperar con la producción de lotes de muchas unidades, para así distribuir ese coste entre más unidades.

Una particularidad de este tipo de procesos son los de FLUJO ALTERNADO o FLUJO MEZCLADO, que producen lotes pero de cantidades mínimas, e incluso de unidades. Para ello, se requiere que los tiempos de preparación se hayan reducido tanto que sea rentable producir en pequeñas cantidades.

PROCESOS DE FLUJO DISCONTINUO O FLUJO INTERMITENTE.

Corresponden a productos que no tienen definida una secuencia fija de operaciones. El flujo de operaciones queda determinado por el producto que se está procesando, y para ello no hay una maquinaria especialmente diseñada, sino múltiples maquinarias capaces de realizar tareas diferentes.

Este tipo de procesos es el adecuado para fabricar productos diferentes, como los obtenidos por ensamblado.

Como la maquinaria no se ha hecho en función del proceso, los tiempos perdidos entre los cambios de operaciones son muy importantes, de manera que el rendimiento global cae en picado, siendo normales valores de entre el 10 y el 15%.

Por el contrario, la flexibilidad es mucho mayor que en otros tipos de flujo. Es fundamental evitar interferencias, lo que requiere un importante trabajo de organización de la producción que coordine la concurrencia de materiales, mano de obra, utillajes, etc., y para evitar que en cierto momento algunas máquinas se encuentren sobrecargadas y en otro momento estén ociosas.

– PROCESOS SIN FLUJO.

En ellos, se disponen las operaciones alrededor de los productos. No existe de antemano ningún flujo definido. Son los procesos adecuados para los productos exclusivos o de diseño.

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