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Comunicación

Comunicación Eficaz.

A la Comunicación le dedico un bloqe de contenidos completo, localizado en el menú principal de opciones, y numerosas entradas o artículos, porque lo considero uno de los pilares fundamentales de la situación personal de cada uno, laboral y profesional en general, y más en estos tiempos de crisis, en los que han sido numerosos los recortes que hemos practicado a semejante habilidad personal sin darnos cuenta.

En un sentido práctico, la comunicación nos sirve para relacionarnos con los demás, para conseguir cosas, para expresar afectos, emociones, ideas, es decir, la comunicación determina el tipo de relaciones que tenemos con los demás.

Por otro lado, es importante hablar de comunicación porque influye en el concepto que tenemos de nosotros mismos, en la autoestima. Cuanto más abierta, flexible, clara y funcional sea la comunicaicón, más alta será la autoestima.

Ya sabemos que Emisor es el que envía el mensaje en un determinado código, siendo el Receptor el destinatario, que tiene que decodificarlo. Es un esfuerzo que no hacemos bien, no nos molestamos en hacerlo gran número de veces.

En el proceso de transmisión puede haber Ruido que dificulte la llegada correcta del mensaje. Este ruido puede ser ruido ambiental, dificultades sensoriales del emisor o del receptor, o mal funcionamiento de la tecnología, pero también:

  • equivocaciones de juicio.
  • interpretaciones del pensamiento.
  • emociones.
  • creencias.

que hacen tanto el emisor como el receptor.

Un elemento fundamental en el proceso de la comunicación es el Feed-Back o retroalimentación, gracias al cual conocemos el efecto que el mensaje ha tenido sobre el receptor, la manera en que ha sido comprendido y la respuesta que se da a dicho mensaje.

En este aspecto, siempre nos fiamos más del lenguaje no-verbal, que tiene muchísimo más peso. Es el que nos proporciona el feed-back sin necesidad de que el receptor hable. Por ello, es imposible no comunicar, siempre estamos transmitiendo un mensaje.

Cuando dos personas se encuentran, comienza entre ellos una interacción que se plasma mediante la comunicación. Una persona emite un mensaje que provoca una reacción en el destinatario, reacción que se transforma, a su vez, en un mensaje que influye sobre el primero, y así sucesivamente. Cada mensaje es, a su vez, respuesta, estímulo y reforzador. Debemos comprender, así, el proceso de comunicación como una proceso circular, cíclico.

Para el tema de las diferencias entre hombres y mujeres (ver los cerebros masculino y femenino) es interesante decir ahora que las mujeres «piden más ojos» para comunicarse, mientras que los hombres son más auditivos.

Como último elemento de la comunicación, encontramos el Medio o Contexto. Es importante por cuanto, para poder atribuir un significado correcto a un determinado mensaje, tenemos que tener en cuenta el contexto, la situación en la que se produce su transmisión. Un mismo mensaje, en diferentes contextos, tiene signifcados diferentes. No hablo ya de las miles de diferentes interpretaciones. Ojo con eso.

El componente verbal hace referencia a las palabras, a lo que se dice. A través de él se transmiten contenidos de valor informativo mediante un acto verbal, consciente y coluntario. El canal verbal se utiliza principalmente para proporcionar información.

El componente no-verbal se refiere a la calidad y a la forma de lo que se transmite, es decir, al cómo se dice. Intervienen fundamentalmente:

  • la calidad de la voz, intensidad, tono, cadencia.
  • la fisiología:
    • respiración
    • expresión facial
    • postura
    • gestos
    • distancias

El lenguaje no-verbal establece y mantiene la relación interpersonal, calificándola, es decir, transmite los mensajes de relación intercambiados por los participantes de la interacción.

El canal no-verbal se usa, por tanto, para expresar las actitudes personales, pudiendo en algunos casos utilizarse como sustituto de los mensajes verbales. El ser humano es consciente rara vez de que a nivel no verbal comunica tanto.

En el proceso de comunicación, es muy difícil, si no imposible, distinguir entre lo dado por supuesto y lo realmente percibido. Lo que realmente percibimos es tanto verbal como no verbal, y a partir de estas percepciones elaboramos significados, atribuimos intencionalidades al otro, etc., y damos por supuestos aspectos que pueden no ser los mismos que los del interlocutor.

Es habitual que ambos tipos de comunicación se den simulatáneamente en el proceso de interacción.

Cuando una persona emite lenguajes verbales y no-verbales contradictorios entre sí, el sujeto receptor tiende a dar mayor credibilidad a las conductas no verbales de interacción. De hecho, los mensajes verbales suponen más del 75% del conjunto de la información que las personas reciben de otras personas. Para poder atribuir un significado adecuado a lo comunicado, habrá que valorar y evaluar el contexto en el que se produce el proceso comunicativo, igual que en el lenguaje verbal.

Habiendo aclarado, una vez más, la forma en que nos relacionamos, he de deci que la forma en que emitimos los mensajes y la forma en que respondemos a ellos se aprende y se puede cambiar.

Lo que modificacmos son las habilidades, las destrezas que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida, bien aprendiéndolas del ambiente que nos rodea, bien imitando los modelos que hemos tenido cerca. Fundamentalmente, son:

  • Del que habla:
    • Dar mensajes cortos y precisos: los mensajes ambiguos no dejan intervenir al otro, o pasar de un tema a otro. Favorecen poco el proceso de comunicación.
    • Dar mensajes positivos. Dar mensajes de cosas agradables no suele ser habitual en nuestros días. Tendemos a no reforzar lo que nos gusta de los demás, a no reconocerlo abiertamente y a sólo transmitir lo que no nos gusta o nos parece que ha estado mal.
    • Dar mensajes negativos. Pero sin herir, sin disgustar al otro, manifestando lo que nos desagrada para que el otro entienda exactamente lo que queremos decir.
    • Oportunidad del mensaje. Tanto si lo que se quiere transmitir es un mensaje positivo como si lo es negativo, conviene decirlo lo más cerca posible del hecho del que queremos hablar, siempre y cuando el momento sea adecuado.
    • No monopolizar la interacción, ni llevar todos los temas a nuestra persona. En mi caso, es la forma más sencilla de que una conversación me incomode hasta el punto de preferir dejarla.
  • Del que escucha:
    • Atención. Hay que demostrarla. Hay veces que sí se está prestando atención pero a nivel no verbal no lo parece. La atención se demuestra mirando a los ojos, asintiendo, con la expresión facial y siendo honesto.
    • Reflejar los mensajes. El reflejo es una especie de resumen de lo que se ha entendido. No es interpretar, sino comprender. Hagamos el esfuerzo de reconocer lo que realmente estamos haciendo, y de no conformarnos con lo más fácil.
    • Validación. Dar la idea de que se comprende lo que se nos está diciendo, aunque no se comparta la opinión. No interrumpir con nuestra opinión el mensaje del emisor, sólo porque sea distinta.
    • Hacer preguntas adecuadas. Son preguntas que amplían la información sobre algo que no nos ha quedado claro. Se consideran adecuadas aquellas preguntas que piden más información de la que la persona emisora quiere dar. Las que obligan a repetir información suministrada, si no son por confirmarla, son negativas, producen desazón.

Sólo quiero destacar, para concluir esta reflexión, que consideraré siempre la comunicación como un proceso de interacción que supone un esfuerzo del mismo nivel tanto al emisor como al receptor, y que, al mismo nivel del esfuerzo, es la recompensa obtenida por abas partes.

(basado en documentación a cargo de Gabinete Psicológico Adara – Logroño – www.adarapsico.com)

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