¿Somos tan diferentes hombres y mujeres? ¿Por qué actuamos ante los mismos estímulos de formas a veces tan opuestas? ¿Quién tiene razón? ¿Qué sabemos del otro sexo respecto a pautas de comportamiento y por qué? ¿Cuántas veces nos hemos sentido incomprendidos por la pareja o compañera?
Vaya preguntas, eh? Es aventurado contestarlas a priori, y garantizar la certeza de la respuesta. De hecho, la realidad es sorprendente.
Todos los desecnuentros entre personas de diferentes sexos tienen su origen primero en la diferente forma de utilizar determinadas zonas del cerebro a la hora de abordar los problemas de la vida cotidiana. La mujer funciona desde lo emocional y el hombre desde la empatía cognitiva, la búsqueda de soluciones prácticas. Es, de hecho, la manera en que el hombre le muestra interés a la mujer por lo que le está pasando: tratando de solucionárselo.
Hemos estado asumiendo, incluso por educación, que las formas en que se organizan y responden las emociones en el cerebro son esencialmente similares en el hombre y la mujer, pero no es así. Si un hombre o una mujer tuviéramos la ocasión de ver el mundo a través del cristal con que lo mira el otro sexo, nos asombraríamos de cuan diferente aspecto tiene.
Una de las diferencias más importantes y significativas en la conducta de hombres y mujeres, quizá la más importante, la marca la influencia de las hormonas en las partes cerebrales, que, a su vez, llevan a cabo diferentes percepciones cerebrales de la realidad.
La testosterona y la vasopresina son las hormonas que alteran y definen la percepción de la realidad según el cerebro masculino. Los estrógenos y la oxitocina cambian la forma en que una mujer percibe la realidad.
Los cambios perceptivos impulsados por las hormonas, en las chicas, preparan el cerebro para las relaciones y las conexiones emocionales, mientras que las hormonas masculinas propician las conductas más agresivas y territoriales en los hombres.
El 99% del código genético de hombres y mujeres es similar, siendo la diferencia sólo del 1%. Sin embargo, a pesar de ser tan pequeña, influye grandemente en todos los circuitos que registran el placer o el sufrimiento.
(por ello, por ejemplo, el hombre salta rápidamente a la búsqueda de la solución de cualquier asunto, saltándose el análisis de los sentimientos de la pareja/compañera femenina).
Estas diferencias estructurales básicas en nuestros cerebros, están en la base de muchos conflictos cotidianos entre hombres y mujeres, de cualquier naturaleza y relación. Asimilar esta información, nos permitirá, sin duda, comprender, elegir, y actuar de una manera distinta a aquélla que espontáneamente hubiéramos llevado a cabo.
Hasta que tiene 8 semanas, todo cerebro parece femenino. En la octava semana se registrará un enorme flujo de testosterona, que convertirá este cerebro unisex en masculino, matando algunas células de los centros de comunicación, y haciendo crecer otras en los centros sexual y de agresión.
Si no se produce la llegada de testosterona al cerebro femenino, continúa creciendo sin perturbaciones, desarrollando más conexiones con los centros de comunicación y las áreas que procesan las emociones; la niña crecerá más habladora que su posible hermano.
Durante los primeros 3 meses de vida, las facultades de una niña en contacto visual y observación facial mutua, irán creciendo en un 400%, mientras en los chicos la actitud para observar un rostro no se desarrolla durante ese tiempo.
Las niñas nacen interesadas en la expresión emocional, y se interpretan a sí mismas basándose en la mirada y el contacto, así como de cualquier otra reacción de la gente con que se relacionan.
Las nilñas, por ésto, no toleran las caras insulsas, interpretando que, si se vuelve una de ellas una cara totalmente desprovista de emoción, es señal de que están haciendo algo malo. Podemos imaginar el impacto negativo que tiene, por sí misma, la cara inexpresiva de una madre o un padre en una niña. La falta de expresión facial causa mucha confución en ellas.
En estudios realizados con niños y niñas de 12 meses de vida, se detectó que las niñas miraban a la cara de las madres 10 ó 20 veces más que los niños, esperando signos de aprobación o desaprobación; los niños, en cambio, se movían por la habitación y rara vez miraban la cara de los padres. Impulsados por un cerebro inundado de testosterona, investigaban el entorno e, incluso, aquello que tenían prohibido tocar.
Las niñas pueden, también, oir una gama más amplia de frecuencias y tonos de sonido, así como más timbres de la voz humana, que los niños.
Este superior circuito del cerebro para la comunicación y los tonos emocionales, se observó tamboién en estudios con niñas de menos de 24 horas de nacidas, que mostraron mayor sensibilidad de respuesta a los llantos de otros niños y a las caras de los mismos, que los niños.
El entrenamiento de las mujeres para la maternidad, evolutivamente, no tiene límite. Es digno de reflexionar el papel de la naturaleza en tan diferentes comportmaientos que marcarán, sin duda, la vida de las personas.
Tal y como en el artículo de las Áreas cerebrales y funcionespuedes encontrar, la neurofisiología de los cerebros masculino y femenino ha mostrado, gracias a los adelantos en aparatología de imágenes, la diferente sensibilidad cerebral ante el estrés y el conflicto.
Utilizamos diferentes áreas y circuitos neuronales para resolver problemas, experimentar y almacenar la misma emoción. Resumidamente, tenemos:
- La unión temporoparietal, centro cerebral de la energía cognitiva, más activa en el hombre.
- Área preóptica medial, región del impulso sexual, está en el hipotálamo, 2,5 veces mayor en los hombres.
- Área neuronal principal en la formación de las emociones y la memoria, el Hipocampo, es mayor en el cerebro femenino.
- Las neuronas espejo, más numerosas también en el cerebro femenino, permiten entender la emoción del interlocutor a base de interpretar su rostro y expresiones.
- La zona Premamilar, también en el hipotálamo y vinculada a la defensa territorial de los machos. Es más activa en los hombres.
- La Amígdala, que dirige los impulsos emocionales, es el sistema de alarma ante amenazas. Más activa en los hombres, por el estímulo hormonal.
- El Córtex Prefrontal, director ejecutivo del cerebro. Es mayor en las mujeres que en los hombres.
- Rostral Cingulado Anterior, que registra la aprobación o desaprobación social. Impide que cometamos el error de ser demasiado distintos de los semejantes de nuestro entorno. Es más activo en los hombres.
- Tegmental Ventral, centro de la motivación y secreción de Dopamina. Es más activa en el hombre.
- Área Gris Periacueductal, que permite controlar el dolor y placer involuntarios. Es mayor en el hombre.
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