Toda conducta que observamos a nuestro alrededor está dirigida por el anhelo de satisfacer necesidades.
Los diferentes tipos de necesidades humanas, son convertidos por lo smiembros de la organización en «deseos» específicos dentro de la misma.
No pueden hacerse presuinciones fáciles respecto a qué ansían los empleados de una organización, pero en varias encuestas y estudios realizados, se constata que los siguientes requerimientos son bastante típicos:
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Seguridad en el Trabajo., agudizada por los grandes cambios tecnológicos, la necesidad de adquirir constantemente competencias, y la volatilidad del mercado de trabajo actual.
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Interacción y aceptación social. Considerar a las personas como seres sociales, con fundamentales necesidades sociales.
Es importante para nosotros estar en compañía de nuestros colegas y compañeros, hacer lo mismo que ellos hacen, disfrutando de su mismo status profesional y social, teniendo sus mismos intereses, actitudes y obligaciones.
Es importante reseñar que la satisfacción social en el trabajo no proviene del contacto social en abstracto, sino de aquellas clases de contacto social que están de acuerdo con los factores de personalidad y circunstancias de cada trabajador; para unos será la oportunidad de tener relaciones afectivas, para otros de carácter íntimo, para otros será una posibilidad de influir en otras personas, de crearse un círculo de confianza, etc., con tantas opciones como personalidades y circunstancias diferentes podamos combinar los trabajadores.
El deseo de aceptación social descansa en la necesidad gregaria del hombre de aceptación del individuo por parte del grupo al que se vincula.
En el seno de una empresa, programas de inducción, integración y perfeccionamiento cuidadosamente planeados y ejecutados, y una organización eficaz y equitativa del trabajo, son factores relevantes y facilitadores de los objetivos de satisfacción de necesidades de los trabajadores:
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Estatus social. El prestigio de un individuo es, muchas veces y hoy día sobre todo, consecuencia de su ocupación. Todos, al conocerla, formamos una serie de expectativas y de estereotipos relacionados con la profesión en cuestión, sin tener en cuenta las diferencias individuales dentro de la misma. De hecho, el propio prestigio de una profesión es uno de los factores motivacionales que atraen a los individuos a partitipar de o en ellas. La noción de prestigio de una ocupación está, a mi juicio, claramente relacionada con la cultura a la que pertenece el individuo y con la sub-cultura del trabajo.
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Reconocimiento del trabajo realizado. Este anhelo resulta de la necesidad de satisfacer el ego individual que cada uno de nosotros posee. La empresa, evidentemente, puede contribuir a este respecto mediante reconocimientos monetarios e innumerables otros factores que determinan la Motivación en la Organización.
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Cargo estimulante y significativo. Este requerimiento tiene dos factores principales que lo determinan: por un lado, que descansa en las necesidades de reconocimiento y autorrealización que tenemos los individuos.. Por otro lado, es un requerimiento muy difícil de satisfacer, por las condiciones actuales del trabajo y el mercado laboras; además, dependiendo de la organización, la división minuciosa del trabajo o el ritmo y procedimientos mecánicamente establecidos obstaculizan la progresión y demostración individuales.
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Oportunidad de progreso. Es un requerimiento curioso, por lo cambiante de su evolución. No sé si estareis conmigo en que no todos los empleados desean avanzar. Algunos sentimos este tipo de necesidad más fuertemente que otros. Antes era la mayoría, hoy diría lo contrario, pero a parte de los trabajadores nos gusta saber que tenemos una oportunidad, que estará ahí en el caso de que queramos hacer uso de ella. Este sentimiento está influído por una cultura de libertad, autonomía y oportunidad.
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Condiciones de trabajo confortables, seguras y atractivas. Diferentes causas hacen requerir este anhelo. Por un lado, la necesidad de seguridad promueve la búsqueda de condiciones de trabajo atractivas, aceptables y seguras. Por otro lado, cierta condiciones específicas y materiales pueden constituir símbolos de estatus que denoten una jerarquía y prestigio asociados.
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Un liderazgo competente y justo. Querer una buena dirección es un resultado de las necesidades fisiológicas y de seguridad. Un buen liderazgo de nuestro superior ayuda a asegurar que la organización y los cargos permanecen en el tiempo; además, concuerda con las demandas de nuestro ego, en el sentido de que recibimos órdenes de personas que respetamos, consideramos competentes y dignas de ser nuestros jefes, y cuya autoridad no ponemos en duda. Es muy frustrante recibir órdenes de individuos juzgados por todos como incompetentes y de muy pocos méritos. Recibir órdenes de personas respetadas, no causa resentimiento, a pesar de nuestra tradición cultural de no querer individuos destacados y del deseo que todos prácticamente tenemos de ser nuestros jefes y no recibir órdenes de nadie.
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Órdenes e instrucciones racionales. Relacionado con el anterior, este requerimiento evita la inseguridad y frustración de los trabajadores, siempre que las órdenes, como comunicados oficiales de los requerimientos de la organización, sean completas, detalladas, claras y concisas, de ofrma que faciliten y estimulen su aceptación. Las órdenes absurdas, y de ejecución imposible, siempre disminuirán la motivación.
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Una organización consciente de su responsabilidad social. La tendencia de las organizaciones a dar solución a problemas de carácter social, tiene impacto en las expectativas puestas en la organización por parte de los empleados. Este anhelo descansa en la necesidad humana de estimación, y se traduce en un incremento importante de la motivación y fidelización de los empleados.
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